Los ejercicios funcionales se adaptan a las aptitudes físicas de cada persona y están orientados a trabajar la movilidad, el equilibrio, la fuerza y la resistencia. Por ello, los beneficios que proporcionan a nuestra salud son múltiples:
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Fortalecimiento de la musculatura de forma global: al trabajar los músculos en su conjunto y no de forma aislada, el entrenamiento es más eficiente y se fortalecen cadenas musculares completas con un único movimiento.
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Aumenta la flexibilidad y la agilidad: la movilidad general del cuerpo, tanto la articular como la muscular, mejoran notablemente.
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Mejora la postura corporal: los ejercicios funcionales, al implicar un gran número de músculos, también trabajan los músculos abdominales y los erectores de columna, que ayudan a mantener la espalda en una posición erguida y sana.
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Mitigan el dolor de espalda: como consecuencia de la mejora de la postura corporal, la espalda estará más fuerte y podremos mantener a raya el dolor.
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Elimina grasa corporal: combinado con una dieta saludable, el entrenamiento funcional ayuda a disminuir la grasa almacenada en el cuerpo.
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Aumenta la autoestima: las endorfinas que genera la práctica deportiva nos aportan felicidad y, si lo sumamos a la tonificación general y a la eliminación de grasa, mejorará nuestra percepción personal y nos sentiremos mejor con nuestro cuerpo.
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Optimiza el rendimiento deportivo: para quienes practiquen algún deporte, como tenis, running, natación…, realizar ejercicios funcionales les ayuda a fortalecer los músculos más implicados en esas prácticas, además de compensar los músculos que menos se utilizan. Por ello, el rendimiento mejora.
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Más salud y bienestar general: con un cuerpo más ágil, equilibrado y tonificado, tu salud mejorará.